Descongelando el congelador.

Llega un momento en el que al irte de casa asumes responsabilidades que hasta ahora nunca habías contemplado. Un ejemplo...ehhh...que os puedo decir... ah, sí!! DESCONGELAR LA NEVERA!.

En mi casa es siempre mi madre la que se encarga de ésto (bueno, y de casi todo, para que nos vamos a engañar). Sin embargo, como Ophé no es mi mamá (para bien y/o para mal, depende de como se mire...), hoy me a tocado a mi estrenarme en el maravilloso mundo de la descongelación.

Al principio parece sencillo, hasta incluso llegas a creer que vas a pasar un buen rato. Nada más lejos de la realidad. Especialmente cuando tenéis un iceber dentro de ella (la nevera, claro). [ver fotos más abajo].

Siguiendo los consejos de Ophélie, empecé utilizando el secador de pelo. El hielo no se deshacía y al final acabó ganando al secador, que dejó de funcionar (ya daba problemas antes de usarlo). Ante la falta de éste, pasé a mayores y comencé a percutir con un rascador para la vitrocerámica (si tenéis en vuestra cocina sabéis de lo que hablo ), siendo el proceso lento y costoso. Cuándo ya me "jarté", saqué el arma definitiva: Un martillo (pilón), qué parece estar reservado para chorradas de esta índole, porque pa' otra cosa... Tras muchos martillazos acompañado de sudores varios conseguí desconguelar la nevera (al estilo cromañon, de acuerdo, pero el fin justifica los medios,no?)

Después de retirar 5cm de espesor de puro (y duro) hielo, nos ha quedado espaciosa espaciosa...así que ya podemos dar alojamiento a los yogures de Hacendado.




















P.D: Por la tarde, cuando regresé del trabajo, el vecino de abajo (ya os hablaré de él en otro post), me pregutó si estábamos de obras debido al ruido de los martillazos.